Entonces Sandra furiosa mira al cielo y, rabiosa de dolor, lanza dos enormes rayos que provocan truenos y relámpagos. Empieza la tormenta y empiezan a caer las primeras gotas sobre la cara de Sandra y de Culebra. Y en el bosque la planta mágica se marchita y caen sus hojas al suelo, como si fueran lágrimas de pena, como si la planta supiese que uno de los suyos, un poderoso acaba de morir.
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